Por: Jacqueline Campos
Antes del cáncer, Lita trabajó como jornalera, cocinera, incluso como albañil en la construcción, y llegó a ser personal auxiliar de un programa de salud en su comunidad, donde participó organizando charlas para mujeres sobre cáncer y otras enfermedades. Ella sabía que la autoexploración de las mamas ayuda a detectar quistes, pero nunca pensó que en sus senos pudiera gestarse la enfermedad.
Las personas la describían como una mujer fuerte, saludable y activa. Era la mamá que siempre apoyaba en eventos escolares y que mostraba liderazgo, pero en la primavera del 2021 al bañarse detectó una bolita en uno de sus senos. Esa noche no durmió tranquila y al día siguiente fue al centro de salud, donde le hicieron la exploración táctil que confirmó la presencia de un tumor; por lo que la canalizaron para hacerse un ultrasonido que no tuvo un resultado concluyente.
Le siguió una mastografía que no se puedo interpretar con claridad, la decisión del radiólogo fue realizar una biopsia. Ese estudio le daría un diagnostico veraz al extraer algunas células del tumor.
Lita supo lo que era una biopsia, se presentó con las manos frías y con la boca seca por el miedo al procedimiento que le resultó invasivo y doloroso. Extrajeron ocho muestras con una aguja que atravesó su seno, sin embargo fue soportable en comparación de la incertidumbre de no tener un diagnóstico preciso. Deseó que fueran calcificaciones de leche materna o un tumor benigno.
El radiólogo le dijo que si no era cáncer los resultados tardaría una semana, sin embargo a los pocos días recibió la fatal llamada que le aflojo las piernas y le quitó la calma. La citarón para darle los resultados y con el corazón agitado fue a la cita. Lita sólo podía ver la carpeta color rosa en las manos del especialista de rostro serio, este le dijo que aquel tumorcito que encontró salió mal y que el diagnóstico era cáncer de mamá. Salieron más palabras del radiólogo que Lita no escucho, porque el impacto de la noticia la llevó mentalmente lejos del consultorio y sólo sintió como algo dentro de ella se hundía al suelo.
El tiempo se detuvo para Lita, con frío en las manos fue a la IV Jurisdicción de salud, allá conocería a la enfermera encargada del programa de cáncer de mama en San Quintín, Eréndira Valerio Meza. Ella se convirtió en su faro en la obscuridad dentro del mundo del cáncer y la burocracia del sistema médico, además la unió a una asociación de mujeres con cáncer donde conoció a otras guerreras que perdieron un seno por la mastectomía radical.
Lita también se convirtió en guerrera y se enfrentó al quirófano tres meses después de su diagnóstico. Se puso en manos de Dios y del Dr. Aguirre, su último pensamiento antes de la anestesia fue para sus hijas. La operaron en Ensenada y la cirugía duró cinco horas. Le extirparon el seno y once ganglios de los cuales uno salió afectado; el tumor midió dos centímetros.
En la siguiente visita el Dr. Aguirre le dio ánimos, le explicó que ella se encontraba en la etapa uno, y que sus expectativas de sobrevida eran altas. Le dijo que él podía ver que ella era una mujer con ganas de vivir, con energía y una actitud positiva, por lo que estaba seguro de que tendría una larga vida. Lita al contarme su historia, hizo énfasis en lo que le dijo su oncólogo <La palabra cáncer, ustedes piensan cuando la escuchan que se van a morir, pero ahora la ciencia está muy avanzada, hay muchos medicamentos y tratamientos que pueden salvar sus vidas>.
Lita está segura que a las mujeres con cáncer también las salva el optimismo. “Las ganas de vivir la vida por los hijos es lo que nos hace levantarnos de la cama, a pesar de que estemos sin fuerza y sin nada. Te tienes que levantar y mostrarle una sonrisa a tus hijos, porque no quieres verlos tristes” dijo en la entrevista.
Hoy Marisela Lita está en revisión constante por lo que viaja al hospital de Ensenada a citas oncológicas y toma medicamentos que le proporcionan a través de la IV jurisdicción de salud. Esta agradecida por los servicio recibidos, por el trato del personal de oncología de Ensenada; en especial con Eréndira Valerio que más que su enfermera de confianza ahora la considera su amiga. Lita integra la asociación de Mujeres de San Quintín que viven y luchan contra el cáncer y cada vez que la invitan narra su experiencia a otras mujeres, para que salven sus vidas a tiempo como ella lo hizo a través de la autoexploración de sus senos.
La vida tiene retos para Lita después del cáncer, como ganarse el sustento, encontrar un trabajo estable, sacar adelante a sus hijas, pero también le ha dado regalos como ser abuela de un bebé sano y hermoso, tener nuevas amigas dispuestas acompañarla en la salud y la enfermedad, y lo más valioso: le dio un corazón renovado en fe y en amor a Dios.
Jacqueline Campos. Psicóloga, especialista en psicoterapia, educación y administración. Promotora cultural, Escritora, Productora y locutora del programa de radio Voces con Luz-XEQIN, miembro de diversas asociaciones civiles sin fines de lucro que atienden a personas en situación vulnerable en San Quintín, Baja California, México.
Agradecemos la ilustración cortesía de la artista Kiki Suárez https://www.facebook.com/artekikimundo
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Jacqueline Campos Rodríguez es licenciada en Psicología y Maestra en Administración de Organizaciones, egresada de la Universidad Autónoma de Yucatán. Además de contar con múltiples capacitaciones, se ha desempeñado en las áreas de psicoterapia, docencia, consultoría organizacional, así como escritora emergente, productora y locutora en la radio XEQIN.
