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Letras Entorno al Cáncer: perder un seno y una mano en mi atención en el IMSS

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Por: Jacqueline Campos

En el 2021 conocí a la escritora emergente Aide Mata, habitante de Chihuahua, quien fue diagnosticada un 22 de diciembre con cáncer de mama a la edad de 52 años. Como muchas usuarias del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) atravesó la laberíntica burocracia administrativa y médica que implica ser un paciente oncológico que depende de esta institución.

Sin embargo la historia de Aide es diferente, debido a errores cometidos por el personal de salud que administró su tratamiento. Errores y negligencias de profesionales que la llevaron a luchar, no sólo contra el cáncer de mama al resistir a los ciclos de 20 quimioterapias y 25 radiación, la escritora también tuvo que luchar por defender una de sus manos; la cual quisieron amputarle.

El relato de El Gigante me lleva a pensar en ¿Cuántos casos de negligencias médicas habrá en el país desde la fundación del IMSS en 1943? ¿Cuántas historia basadas en casos de éxitos y fracasos en el tratamiento de pacientes oncológicos habrá y que merezcan ser escritos en textos para la memoria colectiva?

Su amor a las letras y su necesidad de contar a otros su experiencia, llevan a Aide Mata a reconstruir esos momentos que se iniciaron en el 2017; gentilmente comparte con los lectores su texto titulado <El gigante> y desea que el personal que labora en diversos centros de salud pública del país reconsideren tratar mayor atención y humanidad a los pacientes con cáncer y pretende que su relato ayude a sensibilizar a quienes no conocen el delicado proceso que atraviesa una mujer con cáncer de mama. Aide Mata le ganó al cáncer, disfruta de sus dos nietas, vive su vida con un sabor más intenso y se da tiempo para desarrollarse en una actividad que la apasiona, escribir historias  y estoy segura que con la bendición de Dios lo hará por varios años.

Recordemos que el cáncer de mama es el tipo de cáncer más común, con más de 2,2 millones de casos en 2020 y cerca de una de cada 12 mujeres enfermarán de cáncer de mama a lo largo de su vida, según datos de la OMS. A continuación les invito a leer el texto que nos compartió la escritora chihuahuense.

El Gigante. Aide Mata. ¿Cómo llegue a este estado? Se preguntó Estela mirando su mano vendada, sufriendo un dolor físico y mental que no se terminaba.  Todo empezó con una llamada, en la cual le solicitaba una voz apática al otro lado del teléfono que acudiera con su médico debido a que su mastografía había salido borrosa. El Diagnostico: cáncer de mama.  Fue así como comenzó aquel viaje.

Fue remitida al oncólogo cirujano, quien llevaría a cabo el procedimiento. Fue el quien le informó que harían una mastectomía radical. Estela entró al quirófano con mucha entereza,  misma con la que había tomado su realidad. Recordó que cuando el Dr. Ramírez entró le comunicó que haría otro procedimiento. A su lado la anestesióloga se sorprendió al igual que ella. En ese momento Estela solo atinó a preguntar, ¿es por mi bien? Y el contestó que sí. Fue así como  entró a cirugía, confiando en el criterio del médico. Al despertar se vio con una sonda y el seno aun en su torso, no entendió nada. Sufrió otra cirugía por culpa de ese doctor en la cual le retiraron los ganglios axilares y le dijeron que el seno debía quedarse. El resultado era claro: metástasis en la linfa, gracias a aquel doctor que le había ganado su ego.

Después de la cirugía volvió a oncología para obtener un nuevo formato para veinte quimioterapias, cuatro de ellas agresivas y dieciséis más leves a las cuales acudió puntualmente.  Tal vez por ahorrarse unos cuantos miles,  el IMSS  canalizaba con agujas normales a sus pacientes oncológicos, pero como quejarse si ella era solo una de tantas pacientes que eran canalizadas de esa manera. Estela sintió una fuerte quemadura en la mano.

Con el paso de los días la mano continúo inflamándose más y el dolor haciéndose insoportable a tal grado de no aguantar las ganas de llorar por el mismo.  En el dorso de su mano, se apreciaba un punto negro agrandándose más y más. Estela tomo la decisión de ir a urgencias. Al revisarla notaron que sus uñas empezaron a oscurecerse, aun así tuvo que esperar como tantos pacientes que se encontraban en aquella sala. Pasaron varias horas y se acercó otro hombre con bata blanca para realizarle varias preguntas, nuevamente tuvo que volver a contar lo sucedido y así varias veces hasta que por fin la ingresaron.

El medico en turno al verla y darse cuenta de la magnitud del problema se deslindó de responsabilidad mencionándole que no contaban con algún oncólogo y que solo la atendería por el momento, pues traía una mega celulitis, es decir, una gran infección por una quemadura química. Unas horas después llego otro médico, quien tajantemente le informó que  lo mejor era cortarte el brazo más arriba del codo,  pues las venas ya se encontraban muy quemadas, era posible que no pudiese recuperarlas, al igual que la mano.

 “Señor, ¿soy un perro acaso para que me corten una pata?

Las quimios se habían terminado, empezarían con 25  radioterapias que completarían su esquema, y ella no pensaba dejarlas a pesar de la presión que ejercían en su trabajo y en el IMMS, necesitaba vivir sin importar lo que tuviera que pasar. Al llegar a la nueva unidad el cirujano plástico que la atendió de primera vez, la trató en forma déspota, una vez más le hizo ver que esa mano ya era inútil pero ella se inconformó y buscó que la enviaran con alguien más, no se iba dejar cortar la mano.  En ese momento consideró  meter una demanda interna a la capital del estado y lo hizo, pero la respuesta fue nula.

De nueva cuenta  se enfrentó a una cirujana plástica quien también sugería cortar la mano.  “Lo más fácil”.  Estela se negó y exigió que buscara otra solución. Y si lo hizo, una nueva cirugía en la que le abrieron un boquete en el dorso que casi la traspasa, era tan grande que todos se sorprendieron al verlo, los nervios lastimados, la piel abierta, los tendones al aire, un megaboquete, era impresionante lo que le habían hecho.

Una vez a la semana la extraían a su terapia de radiación mientras se encontraba hospitalizada y lo que ella pensó era mala suerte, volvía convertirse en una pesadilla más. ¿Acaso no se acababa su suplicio? “Maldita sea”. Se llago toda, axila, cuello, seno y solo le decían que era normal debido al procedimiento,   mientras soportaba los dos dolores al mismo tiempo y esperaba terminar con su terapia para entrar otra vez a cirugía,  la última de diez desde la biopsia.  El colgajo abdominal que le habían colocado en la mano para ayudar a la recuperación de la misma, volvía a necrosarse.  

Era tan fuerte aquel químico que terminó con el colgajo. Así pasó otro año, la oncólogo médico fue quien le informo que las llagas de radiación fueron debido a que la maquina estaba mal calibrada, la híper-radiaron. Otro error que se sumaba a los muchos que ya llevaba.  ¿Cuántas mujeres habrá como  en su caso? La mandaron a terapia y solo lograron afectarla más  hasta que  el cirujano plástico dio la orden de incapacidad permanente después de no poder hacer más. Eso la llevaba a ese preciso momento.

Aquello que sostenía en su mano eran los documentos de esa incapacidad y el llanto era debido que acababa de colgarle a un abogado para demandar, contando toda su historia tal cual y la respuesta había sido: “Nadie le gana al gigante, no hay un doctor que vaya en contra de otro de su género, desechando su caso al instante. Que impotencia, soportar aquel infierno y también la crueldad de la sociedad. ¿Cómo levantar la voz cuando las lágrimas ahogan y cierran tu garganta y no deja salir sonido alguno? ¿De qué  manera logras levantarte con un cuerpo extenuado,  como si fuera el de una anciana?

El texto de Aide Mata fue publicado en la antología Mujeres con voz de tinta II: Injusticia Social, de la editorial Voz de Tinta (2021) donde pueden leer una versión extendida en https://www.amazon.com.mx/Mujeres-voz-tinta-II-Injusticia-ebook/dp/B09YJRDFGH

Agradecemos la ilustración cortesía de la artista Kiki Suárez https://www.facebook.com/artekikimundo

Le invitamos a conocer más historias en nuestro Blogger ENTORNO AL CÁNCER https://entornoalcancerdemama.blogspot.com/

Jacqueline Campos Rodríguez es licenciada en Psicología y Maestra en Administración de Organizaciones, egresada de la Universidad Autónoma de Yucatán. Además de contar con múltiples capacitaciones, se ha desempeñado en las áreas de psicoterapia, docencia, consultoría organizacional, así como escritora emergente, productora y locutora en la radio XEQIN.