Sus padres han lidiado con engaños de personas que buscan lucrar con su tragedia
Por Nicté Madrigal / Zona Norte
ENSENADA, BC.- Su dolor es tan grande como su esperanza. Denisse y Humberto están a la espera de su hijo José, el joven de 20 años que el 27 de agosto salió para asistir a la universidad, y de quien hasta ahora, nadie sabe nada.
Desde hace cuatro meses no han escuchado su voz, no lo han podido tocar. Su cama está vacía, al igual que su lugar en la mesa, y el espacio donde está su computadora sigue en la oscuridad.
José es uno de los 2 mil 780 personas reportadas como desaparecidas del 2021 a mayo del 2024 en Baja California.
“El tema de los desaparecidos lo vemos como un problema muy grande, pero no entiendes la gravedad hasta que te toca. Estás como atrapado en una vida que no es tu vida. No vives, sobrevives”, expresó Denisse, madre de José.
Los episodios más dolorosos ocurren al no saber si su hijo come, si tiene frío, techo, si alguien lo está lastimando.
“Te quedas como en un hueco. La vida sigue pasando, pero tú te quedas ahí, en ese momento. Se te acaba la vida, todo lo ves gris, te deprimes. Ahorita va a ser navidad y nos quedamos pensando, -somos- funcionales, pero no podemos avanzar”, agregó Humberto mientras reflexiona sobre la ausencia de su hijo.
Ellos, como quizá ocurre en otras familias, nunca pensaron en que algo así les podría pasar, porque se cree que el riesgo es para otro tipo de personas, es decir, para quienes andan en problemas.
“A nosotros por qué, si nosotros proyectamos una vida, si vamos por el camino del bien, buscamos que ellos se profesionalicen”, dice Humberto.
José es buen matemático
Nosotros sabemos que José es de complexión delgada, tez blanca, cabello lacio oscuro y ojos color café. Pero su familia se enorgullece cuando habla de él como un joven solidario, bondadoso, protector y amoroso.
Como parte de su crecimiento, fue voluntario de la Cruz Roja, asesor de matemáticas para sus compañeros, y de su personalidad destacan una actitud proactiva, participativa. Siempre dispuesto a apoyar, a aprender y a aportar en lo que fuera necesario.
Los amigos del fútbol de Humberto, lo describen como un muchacho sin maldad; su madre cuenta que, uno de los “problemas de la adolescencia” ocurrió en la Preparatoria cuando, en una materia, tuvo calificaciones bajas.
Todo lo superó, incluso Humberto contó que José tenía algunas dudas sobre matemáticas y se acercó para consultarle al respecto, sin embargo, fue ahí donde se dio cuenta que su hijo simplemente lo había superado en esa materia.
Charlatanes acechan a la familia
A lo largo de cuatro meses la familia no solo se ha enfrentado a la más profunda de las incertidumbres y el dolor de no saber nada de José, sino también han lidiado con charlatanes buscan un pago a cambio de información sobre su paradero.
“Recibimos llamadas, mensajes de personas que dicen que te van a brindar apoyo, que ellos saben, que ellos vieron, que a ellos les consta. Pero a cambio quieren dinero. En algunas ocasiones, al inicio creí. Dije, bueno, vamos a ver, porque puede haber la posibilidad de que pueda ser cierto… y no, sólo me quitaban dinero”, relató Humberto.
Para él, al igual que para Denisse, existen las dos caras de la moneda: la solidaridad, empatía y apoyo por parte de la sociedad, pero por otro lado, la gente que quiere lucrar con la tragedia, con el dolor ajeno.
“Piensas que cualquier cosa aporta, ayuda. Y tienes dudas, te emocionas de que pueda haber algo, pero después te das cuenta que no”, añadió Denisse.
A pesar del escenario que enfrentan, ambos se mantienen fuertes para su familia, para soportar el día, la jornada laboral, para seguir luchando en espera de que José esté en casa.
“Pero te destruyes por dentro, es como si te inyectaran un cáncer que te carcome por dentro… y tienes que estar fuerte para tus hijos porque se dan cuenta de todo”, repitió Humberto.
Al mismo tiempo, reconocieron el apoyo que han recibido de autoridades de los tres niveles de gobierno que han estado en contacto, con trabajo comprobado.
Coincidieron en la atención de los fiscales regionales, quienes se han mantenido atentos al caso, a pesar de todas las carencias con las que trabajan junto a sus grupos.
Y es que, consideraron que, a juzgar por la difusión sobre el número de personas desaparecidas, las autoridades están rebasadas.
Hoy, la recomendación es reforzar precauciones y canalizar toda oferta de apoyo a la Fiscalía General de Estado para no ceder ante quienes solo buscan beneficios económicos.
Cuando se trata de desapariciones, no hay recomendación que sirva. Denisse y Huberto, relataron que, como familia, hacían todo “lo que marca el librito”.
“Salía poco, era muy apegado a su abuelo paterno, le gustaba ayudar a la gente. José se reportaba”, relataron.
Con el dolor a flor piel, recuerdan el último día que lo tuvieron en casa, “se fue temprano como siempre. Entraba a las siete, y se ofreció a darle raite a sus hermanos”, dice Denisse.
Yo, la noche anterior lo miré, comentó Humberto, “estaba jugando en la computadora con los audífonos puestos. Bajé a tomar agua. A veces lo asustaba pero decidí dejarlo jugar… le hubiera dado un abrazo, pero uno sabe qué va a pasar…”.
Contó que hay días que tienen energía para hacer cosas, pero otros, simplemente llegan a su casa con ganas de no levantarse, y les da por llorar.
“La vida pasa y tú estás atrapado en ese hueco. Creo que eso empieza a cobrar factura con los hijos y es lo que no queremos. Por ellos debemos estar bien, seguir adelante”, añadió.
“Es bien difícil porque, te sientes culpable de estar bajo techo, de respirar, de comer. Piensas: No tengo frío, no tengo hambre y caes, te debilitas porque no sabes cómo está y dónde está José. Y quieres cambiarle el lugar, quieres que lo malo te pase a ti. Y no hay más que levantar la cabeza y seguir porque cada día es una lucha que no sabes cuándo va a terminar, que no sabes si va a tener éxito, si va a terminar de buena manera”, agregó Denisse.
A José, lo espera su abuelo, sus tías, lo esperan en las aulas, sus amigos, y sus padres que guardan la esperanza de que pronto estará en casa, en su computadora, con sus hermanos.