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Letras en torno al cáncer: Nada ni nadie puede derrumbarte, más que tú

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Ilustración de la artista Kiki Suárez

Por: Jacqueline Campos

No es sólo una frase, es la bandera de Maribel Tenorio, para darle ese valor ella atravesó crisis que no enfrentamos la mayoría de nosotros: El cáncer de mama y la metástasis cerebral. Les invitamos a conocer su extraordinario testimonio.

Maribel nació en Baja California, es la mayor de dos hermanos. Nació en octubre, mes de lunas grandes y bellas. Desde pequeña disfrutó de su feminidad y cuidó su imagen. Tiene los ojos grandes, pestañas largas y rizadas, mirada profunda, labios carnosos, cejas generosas que enmarcan su atractivo rostro. De haber concursado en Miss Baja California a finales de los noventa, hubiera representado a la mujer bella e inteligente del noreste de México.

No quiero menstruar

Cuando Maribel fue niña en la década de los ochenta, le hizo falta recibir información adecuada acerca de la menstruación. Su madre llena de tabús evitó hablar del tema con ella, por lo que creció con ignorancia sobre su cuerpo y cuando conoció una práctica popular entre las jóvenes de su generación para evitar sangrar cada mes, no dudó practicarla. Al inicio del nuevo milenio comenzó a ingerir un exceso de anticonceptivos orales autorecetados para suprimir la menstruación, lo hizo por alrededor de ocho años sin supervisión médica.

Las consecuencias del excesivo consumo de anticonceptivos se gestaron silenciosamente dentro del cuerpo de Maribel sin consecuencias visibles, por lo que sólo se concentró en su desarrollo profesional como licenciada en Ciencias Empresariales durante la siguiente década. Hasta que llegó el crítico 2011, año en el que aparecieron los primeros síntomas del cáncer de mama en medio del estrés crónico postparto.

Depresión posparto, divorcio, duelo, desempleo, estrés crónico y cáncer

Maribel tenía un año de ser madre de una bebé y al mismo tiempo enfrentó el duelo por la separación del padre de su hija. La adaptación a ser madre soltera desempleada y aunado a fuentes de estrés crónico, la llevaron a experimentar piquetes intensos en la axila izquierda. Alarmada por los extraños dolores axilares fue al ginecólogo, él le indicó la autoexploración de las mamas como práctica mensual.

Ella no detectó bolitas – nódulos – y las molestias axilares aún le parecían tolerables, por lo que no insistió en profundizar en las causas de aquel dolor y sólo se concentró en encontrar trabajo para sostenerse como madre soltera. Cabe señalar que a partir del momento en que las mujeres cumplen 20 años de edad, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) declara en sus políticas públicas que se promueve la autoexploración mensual de los senos como la primera medida efectiva para detectar de manera oportuna el cáncer de mama.

En las puertas del cáncer con trabajo sin seguro médico

Alrededor 2012 sólo encontró un empleo sin seguro médico. Las molestias axilares comenzaron a incrementarse hasta volverse intolerables, por lo que se realizó una mastografía particular por sugerencia de su médico a la edad de 35 años. Cabe mencionar que en México el IMSS en sus políticas públicas en relación a la mastografía, indica este estudio a las mujeres de 40 a 69 años de edad, sin signos, ni síntomas de cáncer (asintomáticas) y tiene como propósito detectar anormalidades en las mamas, que no se pueden percibir por la observación o la palpación.

El médico de Maribel se enfocó en el resultado escrito que decía “malignidad cero”, sin embargo no observó las impresiones del estudio. Este detalle Maribel lo recuerda con precisión, así como la explicación que le otorgó donde le aseguró que el dolor en los ganglios axilares se debía a cuestiones hormonales del posparto. Maribel se quedó tranquila con esa explicación, porque por línea materna en su familia no había casos de cáncer de mama y no dudó del médico experto.

Pero pocos meses después, a mediados del 2013 y el dolor en la axila izquierda se hizo intolerable. Maribel dejó de aceptar que se debiera al posparto, pero espero un poco más para volver al doctor; la institución laboral seguía sin cumplir su obligación de darle el seguro médico y ella no se podía permitir ciertos gastos como madre sin apoyo, pero cuatro meses después sintió una protuberancia dolorosa en aquella axila visible e intolerable. Se guía palpándose las mamas cada mes sin detectar ninguna “bolita”, asustada regresó con el médico.

 En la consulta notó la temible seriedad en el rostro del doctor. Con nerviosismos logró leer sospecha de “tumor en uno de los cuadrantes del seno” en la orden del ultrasonido de mamas que le pidió realizarse de inmediato.

Un radiólogo me dijo la verdad

Maribel no tenía familiares en Mexicali y seguía sin seguro médico, por lo que adquirió deudas para pagar al radiólogo, al que llevó los estudios de la mastografía. Mientras le realizaron el ultrasonido, notó nuevamente el inconfundible rostro de la mala noticia en la cara del radiólogo, por lo que le pidió sin demoras el diagnóstico.

 Ella no olvida sus palabras: “No entiendo porque no te dijeron que tenías cáncer antes de venir aquí, porque en la mastografía del 2012 ya salía que tenías un tumor; esto te lo interpretaron mal… Sí Maribel, tienes en un 80% de probabilidad de tener un cáncer con alta malignidad…pero estás joven y la ciencia está avanzada. Estoy seguro de que tomará la mejor decisión”.  

Maribel sólo sintió que le aventaban un balde de agua helada en la nuca caliente sentada en aquel consultorio de paredes blancas. Al salir el frío la envolvió mientras lloraba y daba vueltas conduciendo sin ruta definida en la caliente Mexicali. Estaba llena de planes y anhelos como madre. Tuvo miedo a la orfandad que podría experimentar su hija, no quería perderse de vivir con su pequeña y también pensó, en las deudas económicas que tendría que adquirir para salvar su salud, debido a la falta de seguro médico que la institución continuaba sin brindarle.

La primera cirugía

La Mejor decisión que tomo Maribel fue optar por la mastectomía radical. Gracias al apoyo de su madre logró pagar la intervención el 5 de febrero del 2014.

Postrada y vulnerable en el quirófano, oró para despertar con salud, se puso en las manos de Dios y respiró profundo para aceptar la anestesia general; el asunto le parecía una pesadilla. Despertó sin la mama izquierda. Le extrajeron catorce ganglios de los cuales dos resultaron malignos. El viacrucis de lucha contra el cáncer de mama fue desgastante y traumático, pero el apoyo de su familia fue como un faro en la obscuridad.

Reconstrucción del seno y embolia

Después de su proceso de quimioterapias y radiación, pero sin ser sometida a tomografías generales, el IMSS (seguro médico que finalmente le fue otorgado como derecho laboral) la declaró en estando de remisión <período de tiempo con vigilancia oncológica donde los síntomas del cáncer pudieran haber desaparecido o disminuido>. Durante su remisión se sometió a una reconstrucción del seno izquierdo a finales del 2018, pero en el período de recuperación de esa cirugía estética experimentó una embolia que la atacó el día de los Reyes Magos, un seis de enero del 2019, que Maribel jamás olvida.  

Maribel no sabe si agradecer el sorpresivo derrame cerebral el día de la rosca mexicana, porque le robó: vivir lejos de su hija por treinta días al permanecer internada en el hospital, afectó su equilibrio y seguridad al caminar, disminuyó su memoria y fluidez al hablar, le dificultó leer y escribir. Además se despidió de los zapatos con tacones altos <sus preferidos>, experimentó cambios inflamatorios en su cara que le hacían verse como una mujer distinta y  sufrió dolores crónicos en la espalda.

 Sin embargo la embolia le permitió iniciar la búsqueda de un nuevo diagnóstico que resultó un <tumor en el cerebro debido a la metástasis del cáncer de mama> y con este resultado, inició su segunda gran batalla contra el cáncer y el proceso de quimioterapia y radiación. Maribel es una de las pocas mujeres que sabe que es someterse a una delicada cirugía en el cerebro, sin un seno, pero con una fe inquebrantable en Dios.

En retrospectiva, Maribel nos contó su testimonio

Para que los lectores reconozcan la importancia de dar a las niñas y jovencitas una adecuada información sobre la salud femenina y menstruación, e invita a las madres lectoras de esta crónica a hablar sin tabús sobre el ciclo menstrual; porque cree que de haber tenido información correcta, ella no habría abusado de los anticonceptivos para suprimir el sangrado menstrual y por lo tanto, no hubiera afrontado problemas hormonales y el doble cáncer. Nuestra protagonista dada a su experiencia, ha practicado la comunicación estrecha con su hija, y acepta el reto de enseñarle a cuidar su cuerpo.

Relatar  esta historia de vida, tan íntima no fue fácil para Maribel, pero la motiva difundir este mensaje: “No es suficiente el palparse las mamas para detectar alguna bolita, como se acentúa en las campañas de prevención del cáncer de mama,  porque en mi caso: no lo fue.” Ella aboga por incluir la difusión sobre los ganglios axilares anómalos y que se atiendan los cambios perceptibles del área axilar con más énfasis en las campañas de prevención de los centros de salud pública.

Nuestra protagonista continúa pendiente de los síntomas de malignidad que podrían presentarse en el seno derecho que aún conserva. Sabe que el cuidado de las personas que fueron diagnosticadas con cáncer no finaliza cuando termina el tratamiento activo, por lo que ella continua con revisiones oncológicas cada tres meses. Está consciente de que ser mujer y haber padecido de cáncer de mamas, aumenta su probabilidad de la recurrencia de la enfermedad. Vivir con un seno y ser una paciente en remisión la hacen sentirse vulnerable, en especial cuando le indican que debe hacerse ultrasonidos o estudios clínicos especiales; por lo que no se permite bajar la guardia en relación a su salud.

La adultez como etapa de la vida implica sortear una serie de retos y responsabilidades que nos exigen madurar. Nadie que conozca a Maribel puede negar que es una mujer extraordinaria, ella nos contó que tiene el reto de seguir creciendo en su fe y de luchar contra pensamientos negativos y derrotantes, pero a esos, les hace frente un día a la vez.

La guapa norteña que bien pudo ganar Señorita Baja California en los noventas, con su valioso testimonio de vida demuestra que es como la cachanilla, que es raíz y símbolo de resistencia que edificó hogares ancestrales en tierras agrestes y cálidas.

Maribel ondea como bandera su frase acuñada desde el dolor y la sabiduría ¡Nada ni nadie puede derrumbarte, más que tú! Aceptó el duelo de dejar ir de su corazón a la gente que la decepcionó  y dañó; pero también valora y agradecer a las personas solidarias que la apoyaron durante el viacrucis de pelear contra el doble cáncer.

Su poderosa personalidad, forjada en la madurez a precio muy alto, es atrayente para otras mujeres que como yo, al conocer su historia nos sentimos honradas de reconocer en ella el poder de la fe, del amor, del deseo de vivir para seguir amando y cumplir su misión. 

Hoy cuenta con seguro médico. Volvió a creer en el amor y está felizmente casada con un hombre que la valora y apoya. Trabaja, es emprendedora, además usa sus habilidades y buen gusto para comercializar productos femeninos.

Ella hace un señalamiento a los empresarios, e instituciones públicas y privadas que en primer lugar recuerden que es su obligación cumplir la ley laboral de otorgar el seguro médico a sus trabajadores sin postergación, porque es un derecho laboral fundamental. En segundo lugar, que no discriminen a sus trabajadores que enfrentan un diagnóstico oncológico.

Maribel quiere que todos como sociedad, seamos más solidarios con las madres y padres de familia que se encuentran luchando contra el cáncer, porque es precisamente en esa condición, cuando más ocupan trabajo, seguro médico y apoyo comunitario.

Jacqueline Campos. Psicóloga, especialista en psicoterapia, educación y administración. Promotora cultural, Escritora, Productora y locutora del programa de radio Voces con Luz-XEQIN, miembro de diversas asociaciones civiles sin fines de lucro que atienden a personas en situación vulnerable en San Quintín, Baja California, México.

Agradecemos la ilustración cortesía de la artista Kiki Suárez, publicada en el libro de su autoría: Romperse y Reconstruirse, Kiki Suárez, Editorial Kañy (Argentina/2022). https://www.facebook.com/artekikimundo

Le invitamos a conocer más historias en el Blogger EN TORNO AL CÁNCER https://entornoalcancerdemama.blogspot.com/