Edición 01 / 2025.- En un municipio donde la desigualdad es una herida abierta, hay decisiones que no sólo indignan, sino que también erosionan la ya frágil confianza ciudadana en las instituciones. Tal es el caso de los altos sueldos que perciben ciertos funcionarios en el Primer Ayuntamiento de San Quintín, lo que ha llevado a señalar tal situación a una “herencia gandalla” del Concejo Municipal Fundacional.
Desde hace semanas, ha trascendido el “ajuste” en las percepciones de directivos y coordinadores. En medio de esto, más que aclararlo o incluso mostrar los recibos completos en el que detallen los números «reales», las autoridades municipales recaen en contradicciones, incluso en sus oportunidades para confrontar los señalamientos.
Algunas respuestas indican que hay un tabulador y sueldos con base el nivel de “responsabilidad” del funcionario. En el primer caso, la misma “justificación” aportó el entonces presidente del Concejo Municipal Fundacional, Jorge López Peralta, para las percepciones de los concejales. Paralelamente, en el ámbito actual no es perceptible el trabajo y avances de múltiples de los titulares de direcciones y coordinaciones. Evidentemente, muchas áreas requieren ajustes reales, y no otros “ajustes” que pretenden alterar la realidad.
Seguramente muchos coincidirán en que cuando una administración local, cuya población enfrenta carencias básicas —desde servicios de salud deficientes hasta falta de infraestructura elemental— destina una parte desproporcionada de su presupuesto al pago de salarios privilegiados para sus autoridades, el mensaje es claro: el poder no está al servicio del pueblo, sino de sí mismo. Punto importante a considerar para la presidenta Miriam Elizabeth Cano Núñez, tras cumplirse casi siete meses de la administración municipal.
Por eso se considera que los funcionarios locales deberían ser los primeros en predicar con el ejemplo. En territorios donde la marginación es cotidiana, los sueldos deben reflejar un compromiso ético con la realidad de sus gobernados. Pero cuando la política se convierte en una vía para enriquecerse, aunque sea “legalmente”, no hay legalidad que justifique la inmoralidad.
Renuncias voluntarias
En medio de evidentes tensiones internas, dos funcionarios clave optaron por dejar sus cargos en el Primer Ayuntamiento. Se trata de Erik Yahir Berrelleza Félix, quien ocupaba la titularidad de Oficial Mayor, y Geovany Valdez Valenzuela, a cargo de la Tesorería Municipal o previamente, Administración y Finanzas.
Ambos presentaron sus cartas de renuncia a la presidenta Miriam Cano. Aunque no han emitido información oficial, preliminarmente ha trascendido que ambos perfiles se retiran en buenos términos y de manera voluntaria para reincorporarse de manera permanente a sus negocios.
Para algunos conocedores del tema, estas salidas pueden representar un síntoma de desgaste institucional. Por lo mismo, consideran tal decisión como una oportunidad de renovación en otras áreas que evidentemente han mostrado bajo desempeño.
Desde este espacio estaremos en espera de quienes se adjudiquen la salida de Berrelleza y Valdez. Seguramente no faltará quien lo considere su triunfo personal y motivo de aplausos.
Primera edición de «Percepciones»
Con esta reflexión damos inicio a este espacio que impulsaremos desde el portal Península BC. La columna nace con el objetivo de cuestionar y entender los hilos que mueven las decisiones que afectan el presente y delinean el futuro del sexto municipio.
De manera regular y conforme lo requiera su nivel de importancia, estaremos compartiendo esta editorial. No pretendemos imponer nuestra percepción, ya que cada lector puede sacar sus propias conclusiones. Sin embargo, estamos convencidos que una ciudadanía informada es una ciudadanía poderosa, y más en un contexto en pleno desarrollo como lo es San Quintín.
Aquí empieza el diálogo.