En la investigación participa el CICESE, la UABC y la UNAM
Durante los últimos cuatro años, un grupo de investigadores del CICESE, UABC y UNAM, trabajó en caracterizar la función de la proteína TIE2 en el proceso de propagación de células cancerosas hacia los huesos, en casos de cáncer de mama.
Recientemente sus hallazgos más importantes se publicaron en un número especial sobre metástasis ósea de la revista especializada Cancers.
Observaron que la TIE2 es un receptor que induce a la “dormancia” o inactividad de las células que presentan metástasis. Durante este periodo de latencia, las células cancerosas presentan una resistencia a los tratamientos terapéuticos para erradicar el cáncer.
“Al hablar con pacientes que tuvieron cáncer de mama o de próstata, a veces me preguntan: ‘Hace 5, 10 años que me quitaron mi tumor y no tuve recaída (reincidencia), tampoco tengo síntomas. Entonces, ¿ya estoy sano?, ¿no tengo más cáncer?’. Esto lo comparte el Dr. Pierrick Fournier, miembro del grupo de investigación en Cáncer y Hueso del Departamento de Innovación Biomédica del CICESE, quien señala: “Para mí siempre es una pregunta muy difícil porque, por un lado, no recaer es una muy buena noticia para esa persona; pero, en algunos casos, pequeñas cantidades de células cancerosas se quedan inactivas en su médula ósea durante 5, 10 ó 15 años (latencia) hasta que empiezan a crecer de nuevo para desarrollar una metástasis”.
Este proyecto fue realizado por el maestro en ciencias Florian Drescher, quien cursa el doctorado en Ciencias de la Vida del CICESE. Se desarrolló con el apoyo de Patricia Juárez, Danna Arellano, Samanta Jiménez y Alexei Licea, todos ellos investigadores y estudiantes del CICESE, en estrecha colaboración con Nicolás Serafín Higuera, de la Unidad de Ciencias de la Salud de la UABC, y Felipe Olvera Rodríguez, del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
Para realizar este proyecto, reunieron datos de células cancerosas en cultivo en el laboratorio, de modelos pre-clínicos y análisis de datos de pacientes con cáncer. “Trabajar con cáncer es un reto ante la complejidad de esta enfermedad. Por esta razón, aunque es importante hacer experimentos con células en cultivo, no es suficiente. Es una buena manera para confirmar nuestra hipótesis, pero es solamente un primero paso”, explicó el Dr. Fournier, “se necesita la validación de los resultados a varios niveles, y es mejor si podemos ir hasta trabajar con datos de pacientes, lo que fue posible con este proyecto para reforzar la calidad de los resultados.”
Durante el último año, presentaron sus resultados ante la comunidad científica durante conferencias internacionales, lo que permitió obtener la retroalimentación necesaria por parte de pares científicos antes de finalizar su manuscrito y someterlo.
Recientemente este manuscrito fue aceptado y gracias a ello, se publicó el artículo “TIE2 Induces Breast Cancer Cell Dormancy and Inhibits the Development of Osteolytic Bone Metastases, donde comparten sus hallazgos y el impacto de este proyecto.
El estudio tiene dos impactos importantes. El primero es que TIE2 puede usarse como un marcador de pronóstico y diagnóstico para los tratamientos de pacientes con cáncer. Si la expresión de este receptor es baja en el tumor primario, el cáncer es más agresivo y el paciente podría recibir tratamientos fuertes.
Por lo contrario, una expresión alta de TIE2 se asocia a una progresión del cáncer más lenta, ya que las células están “adormecidas” y los pacientes podrían recibir tratamientos menos fuertes y con menos efectos secundarios.
En muchos casos de cáncer de mamá o próstata, el sobretratamiento es un problema importante ya que es difícil o imposible discriminar los tumores agresivos de los menos agresivos que no serían un riesgo para la vida de los pacientes.
El segundo impacto se relaciona con el riesgo de “despertar” a las células. Cuando las células tumorales salen de dormancia, inicia la primera etapa en la recaída hacia el desarrollo de la metástasis.
Todavía no se entiende bien por qué ocurre ese despertar, pero es importante entender los mecanismos responsables y asegurar que los tratamientos anticancerosos que deberían apoyar a o curar los pacientes no causan tales efectos adversos.
El receptor TIE2 también es un blanco terapéutico, y se desarrollaron moléculas para inhibir su funcionamiento porque resulta importante para la vascularización del tumor. Hace más de un siglo se observó que el aporte sanguíneo y la proliferación de los vasos sanguíneos, proceso conocido como angiogénesis, es necesario para que crezca el tumor y las metástasis.
Por esta razón, en las últimas décadas, una estrategia para el tratamiento del cáncer se ha enfocado en la inhibición de esta vascularización para eliminar las células tumorales, lo que se conoce como terapia anti-angiogénica.
Sin embargo, los datos obtenidos durante este proyecto sugieren que al aplicar inhibidores de la proteína TIE2, existe el riesgo de que este tipo de tratamiento “despierte” a las células cancerosas que se encuentran en dormancia, causando una recaída más temprana.
“Nuestros datos sugieren ser cautelosos cuando se usan inhibidores TIE2 en lo clínico, ya que pueden ‘despertar’ a las células tumorales diseminadas”, mencionó Fournier, “por esta razón sería importante combinar un tratamiento contra el receptor TIE2 con quimioterapia o radioterapia, para prevenir este riesgo y tener la oportunidad de eliminar las células cancerosas en dormancia, algo que hasta hoy no es posible lograr”, concluyó.